Rosario Navarro
Rosario Navarro: "La mejor solución a los problemas de Chile es crecer sobre el 4%"
En la visión de la SOFOFA, retomar un crecimiento del 4% es una meta posible, pero requiere de esfuerzos colaborativos. Para ello, el gremio industrial plantea una agenda de seis ejes prioritarios.

En la Cuenta Anual de la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA) realizada en julio pasado, propusimos una meta ambiciosa: que Chile vuelva a crecer al 4%.
Si bien este objetivo parece audaz, en un contexto donde las proyecciones actuales indican un crecimiento tendencial cercano al 2% (y reduciéndose), para SOFOFA es más que sólo una ambición, tenemos la certeza que es algo que nuestro país sí puede lograr. Pero para que este objetivo se materialice, necesitamos un enfoque proactivo que combine inversión, productividad, seguridad, capital humano, innovación, modernización del Estado y, sobre todo, colaboración efectiva entre el sector público y privado.
Es evidente que el Gobierno juega un papel crucial en la creación de un entorno propicio para la inversión y el crecimiento. Esto requiere un compromiso decidido de su parte para facilitar y simplificar la tramitación de proyectos de inversión. Por otro lado, las empresas también deben adaptarse y mostrar flexibilidad ante nuevas regulaciones, contribuyendo así a un ambiente que estimule el crecimiento económico. No se trata sólo de responsabilidad de un sector; ambos debemos alinearnos y trabajar coordinadamente, uniendo esfuerzos y recursos para lograr resultados tangibles.
El camino hacia un crecimiento del 4% no será fácil, pero es posible. Nos enfrentamos a un desafío significativo que requiere una actitud abierta y colaborativa.
En este contexto, desde SOFOFA impulsamos una agenda de seis ejes prioritarios para contribuir a este objetivo de volver a crecer al 4% y así mejorar el bienestar de los chilenos y chilenas.
El primero es recuperar nuestra competitividad tributaria. Para ello, nuestro país debe reducir el impuesto de primera categoría de 27% a 23%, y el impuesto total que paga el capital debe bajar a 35%, de manera de hacer nuestro sistema tributario más competitivo respecto de otros países. El segundo pilar tiene relación con generar un entorno que promueva la inversión, empujando principalmente un sistema de permisos para el desarrollo de proyectos de inversión que sea ágil, predecible y con certeza jurídica, pero sin renunciar a los estándares ambientales y sociales que el mundo de hoy requiere, además de impulsar -junto a otros actores- una necesaria reforma al sistema político.
El tercer eje apunta a nuevo impulso exportador. Se debe reposicionar la importancia de las exportaciones; impulsar la apertura de nuevos mercados y la internacionalización de nuevas empresas, promover con fuerza la exportación de servicios; y generar nuevas oportunidades de negocios para recuperar el peso de nuestras exportaciones en el PIB.
El cuarto eje apunta a generar las condiciones necesarias para impulsar una nueva economía del siglo XXI, enfocada en industrias en las que Chile tiene claras ventajas comparativas y competitivas para solucionar desafíos mundiales tales como el cambio climático y la descarbonización, como son el litio y el hidrógeno verde.
El quinto eje es recuperar la seguridad y orden público para el progreso, pues sin seguridad no hay libertad, y sin libertad no hay progreso.
El último de los ejes es empresas comprometidas, donde buscamos comunicar la labor y mostrar el aporte, impacto y compromiso social de las empresas con Chile y su futuro.
La definición de prioridades no es casualidad; cada tema aborda aspectos críticos que inciden directamente en la competitividad del país y en la calidad de vida de las personas. La interrelación entre estos puntos es clave: no se puede hablar de crecimiento sin considerar el bienestar social, la creación de empleos y la satisfacción de las demandas de la población.
El camino hacia un crecimiento del 4% no será fácil, pero es posible. Nos enfrentamos a un desafío significativo que requiere una actitud abierta y colaborativa. Los sectores público y privado debemos entender que el futuro económico de Chile depende de nuestra capacidad para trabajar juntos, uniendo fuerzas en lugar de permanecer en silos. Si logramos esto, no solo alcanzaremos el objetivo de crecimiento, sino que también construiremos un país más próspero y equitativo para todos.
Así, nuestra ambiciosa meta es un llamado a la acción a todos los actores del mundo empresarial y público: con esfuerzo compartido y un enfoque hacia la colaboración, Chile tiene la oportunidad de convertirse en un modelo de crecimiento sostenible en la región.