Equipo Revista Mirada FEN
Reforma de Pensiones: Un camino de luces y sombras
Mientras el ministro de Hacienda Mario Marcel calificaba como “autoengaño” los autopréstamos de fondos de pensiones que se tramitan en la Cámara y auguraba efectos catastróficos en los mercados de capitales, la FEN Uchile organizó el seminario “Luces y sombras de la reforma de Pensiones”, donde habló el decano FEN José De Gregorio, además de los economistas Alejandro Micco, académico FEN; Salvador Valdés, senior fellow UAI y profesor titular de la PUC, y Gabriela Clivio, académica FEN.
“En materia económica, la reforma previsional, junto a lo tributario, es lo más importante que tenemos por delante. Está en el Congreso desde 2016, lo que muestra la fractura de nuestro sistema político que no logra ponerse de acuerdo”, dij el decano de la FEN José De Gregorio para iniciar la discusión sobre la reforma de pensiones, tensionada por varios frentes y que por estos días se discute en el Congreso.
De Gregorio recalcó que, en materia de pensiones, el tema afecta mucho a las familias, no solo a los retirados con bajas jubilaciones, “sino que a sus hijos que los tienen que ayudar y ahí se producen problemas sociales importantes”. El Decano no dejó pasar el tema que suena desde los primeros días del 2023: el autopréstamo de fondos de pensiones. “Ya no estamos hablando de retiros, que es grotesco, pero proponen algo más grotesco, que es un autopréstamo de un 100%. Enfrentamos una amenaza muy compleja no solo para el mercado financiero, sino también para el sistema de pensiones. Es fundamental que se pongan de acuerdo y darle un toque académico a la discusión, porque esto no se trata de extremos. Hoy el gobierno, que en algún momento pudo haber sido favorable a sistemas de reparto, está consolidando un 10% en un sistema de capitalización individual y otro sistema de ahorro colectivo y redistribución, que es seguridad social. El diablo está en los detalles”, planteó el decano de la FEN Uchile.
Para Gabriela Clivio, académica FEN y que también estuvo en el seminario, “pocos temas generan tanto consenso como la necesidad de mejorar las pensiones, pero llama la atención que en la reforma que propone el gobierno no se hace referencia a la tasa de reemplazo a la que se aspira a llegar. Tampoco se habla de la densidad de la cotización ni el problema que plantea la informalidad, y pienso que eso le resta focalización a la PGU”, argumenta.
Por su parte, el académico FEN Alejandro Micco, sostuvo que todas las reformas presentadas antes por Bachelet y Piñera “no han llegado a buen puerto y ha ocurrido algo triste para todo este proceso: que al final, en todas estas propuestas, lo único que ha pasado es el caramelo pero no la reforma estructural. Se logra el aumento de una pensión básica universal, que es políticamente imposible que alguien se llegue a oponer, pero no han pasado los cambios estructurales que son fundamentales para nuestro sistema de pensiones”, explicó Micco.
Para el economista FEN Uchile, eso pasó en todos gobiernos de centroizquierda y centroderecha, “y ahora vemos que vuelve a pasar con un proyecto corto para mejorar algo del aumento de la PGU. El problema que tiene eso es que uno termina arreglando un parche con un tema de un sistema previsional que no es otra cosa que un pago directo por impuestos generales a la población como una transferencia y como sistema previsional ayuda, pero es incompleto. Esta vez esperamos que la tercera sea la vencida”, dijo Micco.
LUCES Y SOMBRAS PREVISIONALES
Para Alejandro Micco, hay una “percepción pública muy mala del sistema de AFP. La gracia de la separación de las funciones es que puede ser discutida técnicamente, pero tiene la ventaja de que desaparece la interacción directa de las personas y se hace todo a través de un ente único, lo cual ayuda a hacer más factible la tramitación del proyecto, lo que es importante a tener en cuenta”, destacó.
Micco sostuvo que uno de los problemas que identifica en la reforma es que para tener un sistema con ambas funciones separadas “se debe hacer el pago a los Administradores de las platas que uno hace al comienzo, con el primer aporte, y al cambiar el sistema uno debe hacer un pago por la plata que tengo en el fondo, mensualmente en función del saldo. La transición es compleja si uno ya pagó por eso”.
Micco agregó en el seminario que otro punto de conflicto es “quién se va a hacer cargo de gestionar este único ente que va a recolectar y ahí aparece el APA, que es un sucesor IPS, el ente que se encarga de las pensiones del Estado del sistema antiguo de reparto que había en Chile ¿Tendrá sentido crear este nuevo ente? ¿Por qué no usamos una institución que hace lo mismo y que ha tenido una muy buena evaluación de la ciudadanía, como el AFC (Administradora de Fondos de Cesantía)?”, se cuestiona el economista FEN.
Al concluir, Alejandro Micco sostuvo que “tenemos un avance en términos de economías de escala y, desde mi punto de vista, lo principal para hacerlo viable es que la reforma mata el fantasma de las AFP. La interacción de la ciudadanía sería con un solo ente y eso ayuda mucho”.
Por su parte, Salvador Valdés, senior fellow UAI y profesor titular de la PUC, explicó que nota cierta frustración “porque llevamos varios años intentando reformas y no nos ponemos de acuerdo, pero la gran mayoría de los países se lo pasan en eso y se bloquean. Hay que tener paciencia porque son temas de largo plazo”.
Valdés también hizo el punto en que “en el caso chileno, lo más importante es esta disposición a los retiros del 10%, que en el fondo minan la esencia de la seguridad social, que es una imposición para ayudarnos a superar nuestra imprevisión. Nos auto obligamos como sociedad a ahorrar para la vejez más de lo que hubiésemos hecho individual y voluntariamente. Los retiros nos hablan de que no queremos auto obligarnos más, sino que queremos la platita ahora y no queremos obligarnos más a futuro”.
Valdés sostuvo que la promesa de que “el nuevo 6% vaya a capitalización es atractiva. Es bueno, porque el proyecto original del presidente Boric en primera vuelta de la campaña presidencial era sin capitalización. Esto ha cambiado y es positivo”.
En ese sentido, Valdés destacó que la “capitalización es mejor que el reparto, pues se necesita una larga transición que baja el nivel de vida y hay que pagar el costo de esa transición. Si me dicen que va a haber más ahorro en un siglo más, es muy interesante, pero poco concreto. La capitalización enfrenta mejor el colapso de la fertilidad. Tenemos eso desde hace 25 años, que estamos bajo la tasa de reemplazo”.
Valdés explica que “hay una parte importante de recaudación de los 6 puntos porcentuales que va a pagar nuevos beneficios sociales que son de pago automático. Eso va a subir los beneficios a las personas mayores". Para Valdés es importante tener contexto frente a esto, pues “los adultos mayores ya fueron privilegiados por la ley de diciembre de 2019, que subió la pensión básica 50% real por encima de la inflación. La parte no contributiva que se paga por parte del estado se multiplicó por dos el gasto en eso”.
Para Valdés una de las sombras de la reforma del sistema de pensiones es “que es hiper ambiciosa y eso puede ser una debilidad, porque ponerse de acuerdo en todo a la vez es difícil. A mí me convencen las críticas que están puestas al excesivo margen operacional de las administradoras para afiliados antiguos y al excesivo gasto en vendedores y publicidad”, explica. El economista UAI agrega que el aumento del 6% de cotización, después de algunos ajustes en el mercado laboral, “va a significar una bajada del salario real líquido, pues eso se va a traspasar a los trabajadores en el sector formal, al menos. A muchos les va a parecer un gravamen en términos netos. Nos van a dar más beneficios, pero en cuarenta años más, y a cambio me están bajando los sueldos en seis puntos. Si se siente como un tributo, es difícil que aumente el empleo y la formalidad”, explicó.
Para finalizar, Valdés planteó que el estudio del Banco Central frente a la reforma no responde a la realidad actual. “Ese modelo, que es altamente sofisticado, muy complejo y de difícil operación tiene cientos de variables, pero que, con todo, limita el análisis de los efectos a largo plazo, a cien años, para el 2120, cuando todos nosotros estemos bajo tierra. ¿Y qué pasa con los efectos macro en los primeros diez años? Con un modelo a largo plazo solo vemos los efectos en las generaciones de los próximos siglos y no en los que nos tocará hacer el ahorro y el gran sacrificio, que es la nuestra. Eso es una gran debilidad de usar ese modelo para la discusión actual”.