Lorena Flores
Ignacio Sarmiento
Radiografía del trabajo migrante, una oportunidad para Chile
Un 10,7% de los ocupados en el país son personas extranjeras, que en su mayoría trabajan más horas que los chilenos, tienen menor acceso a la seguridad social y enfrentan mayores tasas de informalidad. Esta radiografía del empleo migrante revela oportunidades para el país, pero también brechas profundas en integración laboral y social.

El aumento de personas extranjeras que están trabajando en Chile ha tenido un impacto significativo en el mercado laboral, pues según los datos de la Encuesta Nacional de Empleo (ENE) del trimestre noviembre 2024 - enero 2025, publicada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), representan un 10,7% del total de ocupados en el país. En total, 1.006.021 personas extranjeras se encuentran ocupadas en Chile, en un mercado laboral donde la cantidad de ocupados es de 9.394.112 trabajadores.
Los artículos 19 y 20 de nuestro Código del Trabajo establecen que al menos un 85% de los trabajadores que presten servicios a un mismo empleador deben ser de nacionalidad chilena. No obstante, según datos recientes de la ENE, un 10,3% de los ocupados formales y un 11,8% de los ocupados informales en el país son extranjeros. Esto sugiere que, en ciertos sectores, la normativa podría estar acercándose a su límite legal, lo que plantea la necesidad de revisar su aplicación. De lo contrario, existe el riesgo de que se genere un incentivo perverso hacia la informalidad, especialmente en sectores donde la contratación de trabajadores extranjeros es más frecuente.
¿Cómo son los trabajadores migrantes que viven en Chile?
En promedio, la edad de los trabajadores extranjeros es de 37 años, mientras que los chilenos promedian 43 años. Y en línea con la principal noticia que nos dejaron los primeros resultados del Censo, vemos que la evolución de la edad promedio en los últimos años muestra un leve envejecimiento en ambas poblaciones.
Tabla 1. Edad promedio de las personas que trabajan en Chile
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENE.
Existe el mito de que las personas extranjeras trabajan más. Es verdad. Una diferencia entre los trabajadores nacionales y extranjeros es que estos últimos registran una mayor carga horaria. En promedio, los extranjeros trabajan semanalmente 42,8 horas efectivas, mientras que los nacionales trabajan 39 horas. La evolución de las horas efectivas trabajadas muestra una reducción en ambos grupos.
Gráfico 1. Promedio de horas trabajadas por semana entre ocupados chilenos y extranjeros
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la ENE.
En cuanto a la distribución sectorial, se observa una mayor concentración de trabajadores extranjeros en sectores específicos, tales como comercio (24,7%), servicios de comida (11,7%), transporte (8%), industria manufacturera (7,8%) y otros servicios (7,8%). A diferencia de los trabajadores chilenos que predominan en comercio (17,1%), industria manufacturera (9,3%), administración pública (8,9%), construcción (8,7%) y salud (7,1%).
Gráfico 2. Distribución de los trabajadores ocupados por sector económico según nacionalidad
Fuente: Elaboración propia basada en datos de la ENE.
Más del 30% de los ocupados extranjeros en Chile reside en cuatro comunas de la Región Metropolitana. Específicamente, en Santiago (16,8%), Independencia (6,7%), San Miguel (4,3%) y Estación Central (3,8%). Estos datos reflejan la fuerte concentración territorial de la población trabajadora extranjera en la capital, lo que podría estar vinculado a mayores oportunidades laborales y redes de apoyo dentro de estas comunas.
Por otro lado, los principales países de origen de los trabajadores extranjeros en Chile son Venezuela (50,9%), Perú (14,2%), Colombia (12,7%), Bolivia (8,2%) y Haití (3,3%).
Figura 1. Principales países de origen de trabajadores extranjeros en Chile
Fuente: Elaboración propia datos ENE Nov 2024 - Ene 2025.
Informalidad laboral de la población migrante
Un aspecto relevante entre la población migrante que trabaja en Chile es que presentan una mayor proporción de informalidad laboral, que alcanza a 28,8%, superior al 26% registrado entre los trabajadores nacionales.
Es importante señalar que, para medir la informalidad laboral, se utiliza la definición establecida en la ENE que considera trabajadores informales a quienes tienen empleos dependientes, pero no tienen cotizaciones de salud ni previsión social provenientes de su vínculo laboral. En el caso de empleadores y personas que trabajan por cuenta propia, la informalidad se determina según el sector económico en el que desarrollan su actividad, es decir, sectores no regulados o informales. Finalmente, todos los trabajadores familiares no remunerados son categorizados automáticamente como informales, debido a la naturaleza de su vínculo laboral con la unidad económica.
En los últimos años, la informalidad ha evolucionado de manera distinta entre las personas chilenas y extranjeras. Mientras entre los nacionales, la informalidad muestra desde 2018 una tendencia a disminuir, entre los extranjeros se incrementó hasta 2022 ?cuando alcanzó su punto más alto? y luego descendió en 2024.
Gráfico 3. Tasa de informalidad de trabajadores chilenos y extranjeros en el país
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENE.
Al revisar la participación en el mercado laboral, se observa que la participación femenina es menor que la de los hombres, tanto entre la población extranjera (42,6%) como entre la población nacional (43,8%). Adicionalmente, se advierten diferencias importantes en las tasas de cotización entre trabajadores asalariados nacionales y extranjeros. Según las cifras más recientes, los extranjeros tienen menores tasas de cotización en previsión social (80,6% frente a 84,2% en nacionales) y en salud (80,8% y 85,7%, respectivamente). Sin embargo, presentan una tasa mayor en cotización al seguro de desempleo (75,8% versus 73,6%), que se puede explicar porque en los contratos celebrados con anterioridad a octubre de 2002, no era obligatorio cotizar para el seguro de cesantía, y al mismo tiempo, es esperable que los contratos de las personas extranjeras sean más recientes.
Gráfico 4. Acceso a cotizaciones previsionales y de salud de trabajadores nacionales y extranjeros en Chile
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENE.
La tasa de informalidad varía notoriamente si se considera el tiempo de residencia en el país. El 26,4% de los trabajadores extranjeros lleva menos de cinco años viviendo en Chile y este grupo presenta una tasa de informalidad de 50%, en contraste con aquellos que tienen cinco años o más de residencia, cuya tasa es considerablemente menor: 21,2%.
Al desagregar la tasa de informalidad por nacionalidad, se observan diferencias significativas entre los principales grupos de personas trabajadoras extranjeras en Chile. Los bolivianos (42,8%) y colombianos (36,2%) presentan las tasas más altas de informalidad, seguidos por los peruanos (28,7%) y venezolanos (27,7%). En el extremo opuesto, los haitianos registran la menor tasa de informalidad, con un 18,1%.
Gráfico 5. Informalidad por nacionalidad
Fuente: Elaboración propia con datos de la ENE Nov 2024 - Ene 2025.
Situación de pobreza
A partir de la Encuesta CASEN 2022 es posible conocer que el 29,4% de los ocupados nacionales y el 37,4% de los ocupados extranjeros se desempeñan en empleos informales. Esta condición laboral se asocia directamente con mayores niveles de pobreza. De hecho, el porcentaje de ocupados bajo la línea de la pobreza ?es decir, la pobreza medida por ingresos? alcanza un 2,7% en el caso de los trabajadores chilenos y un 6,5% entre los extranjeros.
Los datos de informalidad refuerzan esta relación. Entre los trabajadores formales chilenos, solo un 1,3% se encuentra bajo la línea de la pobreza, mientras que entre los informales la cifra se eleva a 6,3%; en tanto, entre los trabajadores extranjeros, la diferencia es aún más marcada: el 3,3% de los ocupados formales son pobres por ingresos, frente al 11,7% de los informales.
Esta desigualdad también se refleja al considerar la pobreza multidimensional. El 13,5% de los trabajadores chilenos se encuentran en situación de pobreza multidimensional, mientras que entre los extranjeros esta proporción asciende a 26,9%. Dentro de los ocupados nacionales, la pobreza multidimensional de los formales es de 7,8%, muy por debajo del 27,6% observado entre los informales. En el caso de los trabajadores extranjeros, este indicador llega a 13,3% entre los formales y se dispara a 48,6% entre los informales.
Tabla 2. Pobreza por ingresos y pobreza multidimensional, según nacionalidad y condición laboral
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la Encuesta Casen 2022.
Los resultados de la Encuesta CASEN 2022 arrojan que los ingresos laborales promedio a precios corrientes muestran importantes diferencias. En el caso de los trabajadores nacionales, el ingreso mensual promedio alcanza los $835.483, con una notable diferencia entre los trabajadores formales ($977.368) y los informales ($420.666). Entre los extranjeros, el ingreso promedio es menor, situándose en $711.436. Sin embargo, también se observa una brecha significativa según formalidad: los extranjeros formales ganan en promedio $824.036, mientras que los informales reciben $508.168.
Como se dijo anteriormente, los trabajadores extranjeros trabajan, en promedio, más horas a la semana que los nacionales, lo que no necesariamente se traduce en una mejor remuneración. Al observar los ingresos por hora, se evidencian las desigualdades asociadas tanto a la formalidad como a la condición migratoria. Los trabajadores nacionales ganan en promedio $5.188 por hora, con $5.653 entre los formales y $3.605 entre los informales. En contraposición, los extranjeros reciben en promedio $4.162 por hora, pese a tener jornadas más extensas. Entre ellos, los formales perciben $4.625 por hora y los informales apenas $3.255. Estas cifras reflejan cómo la informalidad y la nacionalidad se combinan para generar brechas en las condiciones laborales.
Tabla 2. Ingresos y horas trabajadas semanales según nacionalidad y condición laboral
Fuente: Elaboración propia basado en datos de la Encuesta Casen 2022.
La fotografía de hoy
En definitiva, el empleo de las personas migrantes en Chile se caracteriza por una mayor informalidad, una población trabajadora más joven y una mayor carga horaria en comparación con los trabajadores nacionales. Además, se evidencia una alta concentración en sectores específicos, como el comercio y los servicios de comida, y residencia en ciertas comunas del Gran Santiago.
A diferencia de países como Alemania, Noruega y Países Bajos, que han implementado políticas integrales para la integración de personas migrantes al mercado laboral formal, incluida formación vocacional, programas educativos y enseñanza del idioma local, Chile aún presenta importantes rezagos en esta materia. Este tipo de medidas (respaldadas por organismos como el Banco Mundial) han tenido un impacto positivo en la sostenibilidad de los sistemas previsionales y han permitido a dichos países incorporar a los inmigrantes de manera efectiva en sus economías y estructuras sociales. Por el contrario, en Chile persiste una inserción laboral frágil y con alta prevalencia de informalidad.
La elevada tasa de informalidad entre trabajadores extranjeros revela una menor estabilidad laboral y también un acceso limitado a beneficios sociales y previsionales. Asimismo, los trabajadores extranjeros presentan menores porcentajes de cotización tanto en el sistema de salud como de previsión social, lo que demuestra que su incorporación al sistema de seguridad social chileno es aún parcial. Y aunque la tasa de cotización al seguro de cesantía es levemente superior entre los extranjeros esto parece reflejar más la antigüedad de los contratos que una mejor cobertura. Otro aspecto crítico es la doble desventaja que enfrentan los trabajadores extranjeros: mayor carga laboral y menor remuneración, situación que es aún más grave entre los trabajadores informales extranjeros.
Paralelamente, los datos de la Encuesta CASEN 2022 muestran que la informalidad tiene consecuencias profundas en el bienestar de las personas, sobre todo en los trabajadores extranjeros informales quienes, en un alto porcentaje, viven bajo la línea de la pobreza por ingresos y en situación de pobreza multidimensional. En otras palabras, se trata de una mayor vulnerabilidad socioeconómica estructural en la población migrante, donde la combinación de informalidad, menor cobertura de derechos y alta carga laboral, sin una respuesta institucional adecuada, agrava la situación.
Las cifras analizadas indican que en Chile tenemos una concentración de trabajadores extranjeros en sectores económicos de alta rotación y bajos niveles de formalización, tales como comercio y servicios de comida, quienes además residen en ciertas comunas de la Región Metropolitana (Santiago Centro, Independencia y Estación Central). Esto no solo evidencia la existencia de redes de apoyo y disponibilidad de empleo, sino también la desigual inserción en el mercado laboral. En ausencia de políticas públicas que orienten y acompañen la integración de este grupo de trabajadores, esta segmentación podría consolidar patrones de exclusión laboral y territorial.
Por último, pero no menos importante, es que los últimos datos del CENSO 2024 muestran una población envejecida. En este escenario, se hace aún más necesario contar con una política migratoria ordenada y regularizada, que no genere exclusión, sino muy por el contrario, que los migrantes sean una fuente relevante tanto en el mercado laboral como en el crecimiento del país.