Obras sanitarias: En el camino correcto frente a un desafío que no da tregua
El cambio climático está exigiendo al máximo la gestión de los recursos hídricos. En ese contexto, Aguas Andinas está potenciando un fuerte plan de inversiones que ha permitido aumentar la seguridad hídrica de Santiago, pasando de las 4 horas de autonomía en 2011 a las 37 de hoy. Por Eugenio Rodríguez Mingo Director de Clientes y Desarrollo Comercial, Aguas Andinas Ingeniero comercial de la Universidad de Chile. Gerente General de Aguas Cordillera S.A. y Aguas Manquehue S.A. Director de diversas empresas filiales del Grupo Aguas

Chile y el mundo sufren a diario las consecuencias de un progresivo cambio climático. Nuestro país no solo no es ajeno a esta realidad, sino que, de acuerdo a datos del Ministerio de Medio Ambiente, es una de las naciones con mayor afectación por esta problemática mundial. De acuerdo al último informe del Instituto de Recursos Mundiales, Chile se encuentra entre las 25 naciones del mundo que están actualmente expuestos a un estrés hídrico extremadamente alto.
La amenaza de un planeta exigido al máximo por sus recursos naturales y el avance del cambio climático no se detiene. Hace unas semanas, la Organización de Naciones Unidas anunció que la era del calentamiento global ha terminado para dar paso a la etapa de ebullición global. En esa línea, Antonio Guterres, secretario general de la ONU, señaló que el colapso climático ha comenzado y que el clima está implosionando más rápido de lo previsto, registrando, por ejemplo, el verano más cálido del que se tenga recuerdo en el hemisferio norte.
La nueva realidad, o la ratificación de que enfrentamos una carrera contra el tiempo, aumenta el desafío de generar acciones que permitan reducir los efectos cada vez más marcados del cambio climático y de seguir avanzando a la reducción en el uso de combustibles fósiles. Sabemos lo que tenemos que hacer, y el mundo está empezando a invertir en la naturaleza, a hacer la transición hacia fuentes renovables de energía, a innovar en todas las industrias, pero debemos ir aún más rápido.
En ese contexto, la Región Metropolitana vive hace 14 años una condición de extrema sequía, algo que no podemos olvidar, más allá de las intensas lluvias que ha dejado el invierno. Si bien, en el centro de Santiago han caído precipitaciones que nos acercan a un año normal, como hace más de una década no vivíamos, estas precipitaciones han estado inmersas en intensos frentes climáticos asociados al Fenómeno del Niño, episodios que, una vez más, han puesto a prueba la capacidad de resiliencia de nuestra ciudad.
Un sostenido plan de inversiones
El escenario antes descrito ha llevado a la industria sanitaria a potenciar un marcado plan de inversiones en busca de enfrentar las necesidades que impone el cambio climático. En dos décadas (2000 – 2020), las empresas del sector han invertido US$7.967 millones, monto del cual un 62% se destinó a asegurar los servicios de agua potable y alcantarillado.
En 2022, en tanto, el sector registró un aumento de 12% en la inversión respecto de 2021, totalizando US$512 millones, destinados tanto a seguir robusteciendo el funcionamiento de la industria a nivel general, como para la construcción de obras de seguridad que permiten fortalecer los sistemas productivos de agua potable, para sortear de mejor manera los eventos adversos de la naturaleza.
Aguas Andinas ha sido un actor relevante en el potenciamiento de la resiliencia de la región Metropolitana. Como compañía de servicios medioambientales, no sólo hemos logrado en tiempo récord el saneamiento del 100% de las aguas residuales de Santiago, sino que, gracias a un sostenido plan, pudimos aumentar la seguridad hídrica de la ciudad, pasando de las 4 horas de autonomía que teníamos en 2011 a las 37 con que contamos hoy en día.
Mega Estanques de Pirque: El gran respaldo para más de 8 millones de personas
En escenarios de extrema sequía y fenómenos climáticos al alza, se ha hecho imperiosa la construcción de nueva infraestructura, la búsqueda de soluciones que amplíen el abanico de fuentes de agua, junto a gestiones eficientes y sostenibles de la cuenca.
A mediano y largo plazo, Aguas Andinas viene desarrollando un ambicioso plan de nuevas obras fundamentales para abordar los impactos del cambio climático y un escenario de escasez estructural. En los últimos 5 años se invirtieron US$250 millones en obras para enfrentar el cambio climático, mientras se proyectan otros US$330 millones para el mismo período de tiempo a futuro.
En lo que respecta a infraestructura de resiliencia para resguardar a Santiago, Aguas Andinas ha desplegado cuatro fases de inversiones, las tres primeras terminadas con un desembolso superior a 227 millones de dólares. En este grupo destacan los Mega Estanques de Pirque y los pozos de Cerro Negro – Lo Mena, obras que elevaron el respaldo de la región Metropolitana a 37 horas de autonomía.
Los seis estanques, desde su inauguración en septiembre de 2020, se han transformado en una verdadera “bala de plata” para la ciudad. Desde esa fecha, han sido utilizados en once oportunidades, debido a escenarios de extrema turbiedad en los ríos Maipo y Mapocho, lo que, junto a planificadas y arriesgadas maniobras de operación, han permitido que el suministro de Santiago haya operado sin interrupciones en cada una de las emergencias sufridas en los últimos años, en donde destacan los Ríos Atmosféricos de enero 2021, 2023, junto a los más de 260 mm que cayeron en junio recién pasado en la cordillera de la capital.
Pese a ello, la naturaleza y el avance del cambio climático nos impone más desafíos. Para ello, trabajamos en alcanzar 48 horas de autonomía, gracias al proyecto de Captación y Conducción Alternativa del Río Maipo, el cual permitirá conectar el embalse El Yeso con la planta de producción Las Vizcachas, reduciendo así los efectos de turbiedades ocasionadas por lluvias y otros fenómenos que alteran la normal producción de agua potable.
Una cuenca sostenible
Las acciones y planes realizados y en desarrollo no solo deben estar orientados a la construcción de obras relacionadas con fuentes superficiales. En paralelo, se deben buscar nuevas opciones. Ante ello, Aguas Andinas ha venido potenciando el desarrollo de aguas subterráneas, alternativa vital para disminuir la dependencia exclusiva de agua superficial, la cual es más vulnerable a eventos climáticos.
Antes de la megasequía, nuestra producción mediante aguas subterráneas giraba en torno al 10%. Hoy, gracias al desarrollo de 92 sondajes en los últimos 12 años, tenemos el 25% de nuestra producción proveniente de esta fuente invisible, la cual esperamos incrementar junto a una serie de proyectos que involucran la construcción de decenas de nuevos pozos distribuidos en la región Metropolitana. Dichos proyectos se enmarcan dentro de una gestión responsable y sostenible del acuífero de la cuenca de Santiago, entendiendo que se trata de una fuente agotable de acuerdo a su volumen útil y a los efectos de la sequía.
Nuestro accionar siempre debe buscar ser sostenible en el tiempo; cada una de nuestras acciones responden a la necesidad de seguir asegurando y protegiendo el suministro de la ciudad para sus más de 8 millones de habitantes. Para ello trabajamos incansablemente y no nos detendremos. El cambio climático se instaló de manera irreversible y Aguas Andinas debe mantener el férreo compromiso de ser una de las primeras líneas de defensa de una ciudadanía que exige un trabajo responsable, en armonía con el medio ambiente y perdurable para las próximas generaciones… El desafío es enorme, vamos por el camino correcto, pero aún queda mucho por hacer.