María Teresa Ruiz-Tagle

Los avances en la construcción de una taxonomía verde para Chile: La piedra angular de la inversión sostenible

Chile enfrenta la urgente necesidad de inversión verde para combatir la triple crisis: la crisis climática, la pérdida de biodiversidad y la contaminación local. Con inversionistas extranjeros cada vez más interesados en proyectos sostenibles, es fundamental contar con una taxonomía verde que clasifique y promueva estas actividades económicas. En 2023, el Ministerio de Hacienda presentó una estructura innovadora para la taxonomía medioambientalmente sostenible para nuestro país, fundamentada en experiencias globales y asesorías especializadas.

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  • Los trágicos incendios forestales ocurridos en febrero pasado volvieron a recordarnos, una vez más, que Chile no está ajeno a la crisis climática que está enfrentando el mundo. 
     

    De esta forma, se torna crucial reflexionar acerca de cómo podemos contribuir a combatirla desde la perspectiva económica. Desde CLG Chile, Líderes Empresariales por la Acción Climática, creemos que es necesario fomentar la inversión medioambientalmente sostenible y, para eso, se debe contar con un marco de acción que la propicie.
     

    En este sentido, la taxonomía verde es un sistema de clasificación que identifica, mediante el uso de criterios claros y basados en la ciencia, actividades económicas que pueden considerarse sostenibles desde un punto de vista medioambiental. Para Chile, desarrollar una taxonomía verde sólida es una de las mayores urgencias climáticas y financieras del último tiempo.  
     

    Los inicios de la taxonomía verde chilena 
    En 2023 el Ministerio de Hacienda (1) presentó oficialmente, en la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile (FEN), la “Estructura de la Taxonomía de Actividades Económicas Medioambientalmente Sostenibles” (2), que será la columna vertebral para desarrollar una taxonomía verde para Chile.

     

    La taxonomía verde es un sistema de clasificación que identifica, mediante el uso de criterios claros y basados en la ciencia, actividades económicas que pueden considerarse sostenibles desde un punto de vista medioambiental.
     

    Este documento emana de la “Hoja de Ruta para una Taxonomía en Chile”, elaborada en 2021 por el comité preparatorio para el desarrollo de un sistema de clasificación de actividades económicas medioambientalmente sostenibles a nivel nacional, conformado por ese mismo Ministerio.  
     

    Para su diseño, se tomaron en cuenta las características distintivas de la economía chilena, las experiencias de jurisdicciones extranjeras y las recomendaciones emitidas por organismos internacionales. Además, contó con la asesoría técnica del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Climate Bonds Initiative (CBI).
     

    Por otra parte, el “Marco Común de Taxonomías de Finanzas Sostenibles para América Latina y El Caribe” (3) permitió la comparación e interoperabilidad de las taxonomías de finanzas sostenibles que ya existen. 
     

    ¿En qué consiste la propuesta?
    El documento es un avance para cumplir los diferentes objetivos del Ministerio de Hacienda en la materia, los que buscan definir los elementos correspondientes a: objetivos medioambientales de la taxonomía, conjunto de sectores y actividades económicas a incorporar, reglas mínimas que determinarán las condiciones o requisitos para que una actividad económica se considere “medioambientalmente sostenible”, gobernanza futura necesaria para el correcto desarrollo de la herramienta y marco de implementación.

     

    Esta propuesta también cuenta con una definición específica de los sectores: silvoagropecuario, minería, industria manufacturera, energía, agua, construcción, transporte, comunicaciones y actividades inmobiliarias. 
     

    Revisión de la taxonomía: grupos y Chairperson 
    Tras la publicación de la estructura de la taxonomía verde, el trabajo continúa involucrando a un amplio grupo de actores del sector privado, la academia, otras entidades del sector público y organizaciones de la sociedad civil. 

     

    De esta manera, a partir de 2024, un comité técnico contratado definirá, para cada uno de los sectores antes mencionados, cuáles serán aquellas actividades que serán consideradas como positivas para el medio ambiente, en relación a los distintos objetivos planteados. Por supuesto, considerando que contribuyan a los objetivos climáticos y de sostenibilidad y, que al mismo tiempo, no afecten a otros objetivos de sustentabilidad del país.
     

    En la actualidad se está desarrollando el proceso de revisión de la taxonomía, a cargo de grupos revisores que deben referirse a la propuesta de Actividades Económicas Elegibles, Criterios Técnicos de Selección y otros componentes de la Taxonomía, así como a su vigencia y efectividad. 
     

    En la actualidad se está desarrollando el proceso de revisión de la taxonomía, a cargo de grupos revisores que deben referirse a la propuesta de Actividades Económicas Elegibles, Criterios Técnicos de Selección y otros componentes de la Taxonomía, así como a su vigencia y efectividad.
     

    Para cada sector económico existe un Chairperson encargado de realizar las propuestas y responder comentarios de los grupos revisores. Actualmente existe un Chairperson para el sector suministro de electricidad, gas vapor y aire acondicionado, suministro de agua y gestión de desechos, construcción y actividades inmobiliarias, agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, industrias manufactureras, transporte y almacenamiento, con los cuales ya se ha iniciado el proceso e incluso avanzado a las etapas de revisión.
     

    La metodología se basa en que el Chairperson le presente a los grupos revisores la propuesta y les entregue material de la taxonomía por sector. Con esto, los revisores deben comentar la propuesta y sugerir mejoras o dar a entender los desacuerdos. Luego el Chairperson de cada sector recoge y evalúa todo lo conversado (4).
     

    Es importante señalar que aún se pueden sumar revisores a procesos no iniciados en otros sectores o a segundas etapas en procesos iniciados.
     

    Próximos pasos y desafíos: rapidez y simpleza
    Hay ciertos desafíos que deberían considerarse en la formulación de una correcta taxonomía verde (5). En primer lugar, un desafío importante será el tiempo: se requiere de esta clasificación ahora. Además, la taxonomía deberá ser simple, sin que ello comprometa los objetivos que se tienen en materia ambiental. Por otra parte, esta deberá alinearse con las demás taxonomías existentes en el mundo. 

     

    Finalmente, también será un desafío involucrar al sector privado, a la academia y a organizaciones no gubernamentales en el desarrollo, validación y posterior puesta en marcha de este marco, además de contar con el respaldo de la ciencia en el proceso de creación.
     

    Así se entendió en uno de los eventos paralelos de la COP28, desarrollada en 2023 y organizada por Chile: "Instrumentos para canalizar las inversiones hacia objetivos ambientalmente sostenibles"(6). En el panel, en el cual CLG Chile participó a través de la dirección ejecutiva, junto a otros expertos mundiales sobre el tema, se discutieron las herramientas que se están utilizando para el desarrollo de la taxonomía verde para Chile. La conversación culminó con felicitaciones para el Ministerio de Hacienda por los grandes avances en el diseño de una taxonomía verde nacional y a los actores del sector privado, quienes han aportado sustancialmente, a través de su participación en la discusión y utilización de herramientas financieras verdes, a que este objetivo sea posible.
     

    Orientar las inversiones y disminuir el greenwashing
    Si Chile busca alinear la inversión sostenible, esta taxonomía verde favorecerá el desarrollo de proyectos medioambientalmente sostenibles en nuestro país y, al mismo tiempo, ayudará a direccionar la demanda de financiamiento hacia un desarrollo que sea compatible con la meta de ser carbono neutrales y resilientes al clima a más tardar al 2050. Además, esta taxonomía medioambientalmente sostenible colabora con la correcta evaluación de riesgos relacionados con el clima para el sector financiero, facilitando así la identificación y respuesta a oportunidades de inversión bajo objetivos climáticos a nivel nacional.

     

    En la actualidad, el 38% de la deuda pública de Chile corresponde a bonos temáticos ESG, y la ambición de Hacienda es llegar al 50% en los próximos 3 años. Para alcanzar este objetivo es clave contar con una taxonomía verde sólida y ampliamente validada, lo que será un paso significativo en la orientación de las inversiones hacia una economía descarbonizada y ayudará a disminuir el greenwashing, el que ha sido un factor importante que ha entorpecido la financiación y viabilidad de proyectos sostenibles a nivel global.

     





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    Sobre el (los) autor (es)



    María Teresa Ruiz-Tagle

    Académica FEN y directora de CLG Chile