Joseph Ramos

Escuela Desarrollo de Talentos (EDT): Iniciativa que abre oportunidades a jóvenes vulnerables talentosos

La EDT es un programa piloto, ya en su 7° año, de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile. Su objetivo es mostrar que el alumno promedio de la enseñanza pública chilena es capaz de ingresar y graduarse exitosamente de una universidad de primera, siempre que se le brinda una educación de calidad.

septiembre, octubre 2019

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    La EDT es un programa piloto, ya en su 7° año, de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile. Su objetivo es mostrar que el alumno promedio de la enseñanza pública chilena es capaz de ingresar y graduarse exitosamente de una universidad de primera, siempre que se le brinda una educación de calidad. Para suplir las múltiples lagunas de nuestro sistema educacional, la EDT ofrece un programa intensivo de 10 horas semanales en la FEN, más 7 de tareas, a la vez que los jóvenes seleccionados cursan su 3º y 4º medio. Es un esfuerzo heroico, pero necesario, pues sin ello estos jóvenes verían sus talentos desaprovechados y sus vidas truncadas por falta de la educación que se merecen.

    El programa opta por centrarse en jóvenes de liceos técnico profesionales (TP), por ser éste el pariente pobre de nuestro sistema educacional y al que asiste casi el 40% de los estudiantes de enseñanza media. La mayoría de los estudiantes provienen de hogares de bajo nivel socioeconómico y elevados niveles de vulnerabilidad. Por tanto, si el programa puede ser exitoso con estos estudiantes, ha de serlo para el promedio de jóvenes de la enseñanza media pública y subvencionada.

    Por distintas razones (incluyendo la vulnerabilidad de su estudiantado), casi todos los liceos TP están por debajo de la media en los SIMCEs. De ahí que en la Prueba de Selección Universitaria 2017, los liceos TP alcanzaron en promedio, 450 puntos (media desviación estándar por debajo de la media), mientras que los establecimientos científico humanistas lograron 525 puntos (un cuarto de desviación estándar por encima).

    Esta diferencia de 75 puntos es elocuente. Por un lado, implica que la formación técnico profesional posee una deuda con las habilidades valoradas en el mundo de la educación superior. Por otro lado, quienes egresen de este tipo de establecimientos serán, muy probablemente, poco competitivos al momento de postular para continuar estudios superiores en instituciones de calidad. En efecto, al centrarse los liceos TP en asignaturas de las especialidades técnicas, deben dejar de lado habilidades claves como el pensamiento crítico o el desarrollo del pensamiento científico, que les permitan ingresar y mantenerse en la educación superior.

    Por tanto, si bien la educación técnico profesional permite un acceso expedito de los jóvenes al mundo laboral, la mayoría carecen de las competencias necesarias para ejercer un oficio a un buen nivel. Por consiguiente, su nivel salarial es bajo – $350 a $400.000 al mes al inicio, y de poco más de $500.000 a largo plazo.

    Bajo el impulso del aquel entonces Director de la Escuela de Ingeniería Comercial, Óscar Landerretche, se comenzó el programa a fines del 2012. La FEN se comprometió a financiar la fase piloto, para salir a buscar recursos externos más permanentes una vez mostrado que el programa era exitoso. Aparte del interés de la Facultad en hacer un aporte a la educación nacional, también era motivo de acción el hecho que, pese a ser universidad pública, 2/3 de nuestros ingenieros comerciales provenían de colegios particulares privados y la gran parte del resto, de liceos emblemáticos. Era así, pues el corte de ingreso a esa carrera en torno a 700 puntos significaba que podíamos aceptar apenas el 2,5% de mejor nota. Obviamente, pocos de la educación pública o subvencionada accedían.

    Este problema no se solucionaba con solo admitir alumnos con bajos puntajes, pues al poco tiempo tendrían que abandonar por no tener la preparación para cumplir con las exigencias de estudios en FEN. El objetivo, pues, era prepararlos para ingresar y poder cumplir con las posteriores exigencias de las carreras de FEN. Dadas las enormes lagunas que tienen nuestros jóvenes, más aún los de TP, requeríamos un programa intensivo en la FEN de 10 horas semanales mientras cursaban 3° y 4º medio. En efecto, el que crea que se puede en menos tiempo no aprecia lo mediocre que es nuestra educación básica y media. Las 10 horas se dividen en 5 de matemáticas, 3 de lenguaje y 2 en el desarrollo de garra (“grit”), es decir, habilidades transversales claves, como autorregulación, responsabilidad, pensamiento crítico y autoestima, entre otras.

    El programa EDT constituye un espacio que no sólo desarrolla habilidades académicas, sino que también posibilita el acceso de los estudiantes a la lectura, el teatro, los museos, y otras instancias culturales. En definitiva, la experiencia EDT, implica una formación integral que favorece el éxito académico, sin que también posibilita el desarrollo del pensamiento crítico, la creatividad, la escritura, la oralidad, entre otros elementos clave para el éxito profesional y laboral.

    Dichos alumnos asisten a clases los días martes (14-18 horas) y sábado (08.30-14.30) durante los dos últimos años de su formación escolar; acceden a clases con profesores de excelencia, y a su vez son apoyados por estudiantes de pregrado de FEN, quienes están a cargo de organizar grupos de estudio más acotados, además de promover el trabajo colaborativo.

    Muchas eran las dudas iniciales respecto al programa. Una duda no menor era si adolescentes eran capaces de sacrificar carrete, pichanga, pololeo, redes sociales, para estudiar 17 horas a la semana adicionales a su enseñanza media durante 2 años. Cada año se seleccionaría unos 60-65 alumnos (entre el 10-20% mejor de su liceo TP y con ganas), con lo que en régimen – en los dos años de 3º y 4º - tenemos en torno a 110. Lo increíble es que la deserción durante los 2 años ha sido apenas del orden de 20%, increíblemente bajo dado la larga duración y alta intensidad del programa. Muestra que estos jóvenes sí tienen garra.

    La otra duda, por cierto, era si, por intensivo que fuera, iba a ser suficiente para alcanzar el puntaje para ingresar a universidades de primera. Los resultados hablan por sí mismos. Un estudio de impacto realizado por el Profesor Fabián Duarte, Director del Centro de Microdatos de la Universidad, comparó nuestros jóvenes con pares en sus liceos, semejantes en notas y vulnerabilidad. La EDT elevó la nota PSU de matemáticas en 150 puntos (es decir, llevándolos del 40% mejor a entorno al 10% mejor que rindió la PSU); y elevó la de lenguaje en 84 puntos, llevándolos del 40% mejor al 17% mejor que rindió la PSU en lenguaje. La menor mejora en Lenguaje se debe a que, a diferencia de matemáticas, que se aprende principalmente en la escuela, el lenguaje se aprende no sólo en la escuela, sino en las conversaciones en la casa y  entorno, así como los hábitos de lectura, tanto de diarios como libros (donde pesa mucho la vulnerabilidad de su entorno).

    En la actualidad, la EDT cuenta con cinco generaciones de estudiantes egresados. A la fecha, más del 90% de nuestros 255 egresados ha ingresado a la universidad, 140 a la Universidad de Chile, la mayoría de los demás a otras universidades de primera (la PUC, la USACH y la UDP).

    Nuestra primera generación está concluyendo su quinto año de universidad a fines del 2019. Además, ya varios estudiantes se encuentran adelantados cursando programas de magíster de la Facultad.  

    Cabe destacar que en 2018 un estudiante de la EDT proveniente de un liceo industrial de la comuna de Santiago obtuvo Puntaje Nacional en la PSU de matemáticas.

    El costo del programa no es bajo, es del orden de $1 millón al año por alumno. Sin embargo, esto es semejante a la subvención escolar para alumnos vulnerables y bastante por debajo del costo de un buen preuniversitario, o de un colegio particular. Pensar que pueda hacerse bien con menos es no darse cuenta de las enormes lagunas y necesidades de nuestros jóvenes, ninguna por culpa de ellos.

    Reflexiones finales
    La EDT constituye un espacio de desarrollo no solo para los estudiantes beneficiados, sino también para sus familias, liceos, y la comunidad FEN en general. En este sentido, la colaboración de los estudiantes de pregrado -quienes cumplen el rol de tutores- clave para alimentar el sueño de los edetianos. A su vez, los estudiantes FEN acceden, gracias a la EDT, a una experiencia como formadores y modelos a seguir, lo cual les permite desarrollar el liderazgo, el respeto, la responsabilidad, la perseverancia, entre otros valores que podrían hacer la diferencia en su inserción laboral futura.

    El éxito académico logrado por nuestros egresados durante estas cinco generaciones muestra que los talentos se encuentran presentes en toda la sociedad, sin importar el contexto o nivel socioeconómico del cual provengan. Y, si se les brinda educación de calidad, estos talentos pueden florecer. Es, pues, un crimen social no brindarles la necesaria educación de calidad que nuestros jóvenes merecen. No deberían tener que existir programas como EDT. Pero mientras nuestra sociedad falte a esta obligación primaria, serán necesarias EDTs.

     

    EDT es un programa piloto, ya en su 7° año, de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile. Su objetivo es mostrar que el alumno promedio de la enseñanza pública chilena es capaz de ingresar y graduarse exitosamente de una universidad de primera, siempre que se le brinda una educación de calidad.





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    Joseph Ramos

    Profesor Departamento Economía Ex Decano FEN Facultad de Economía y Negocios Universidad de Chile