El nuevo sistema de financiamiento público para la Educación Superior: Un cambio profundo en el modelo educativo chileno

Uno de los puntos más debatidos en torno al FES es su sostenibilidad financiera a largo plazo.

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  • El presidente Gabriel Boric anunció recientemente el proyecto de ley que pondrá fin al controversial Crédito con Aval del Estado (CAE), marcando un antes y un después en el sistema de financiamiento para la educación superior en Chile. El nuevo sistema, denominado Financiamiento Público para la Educación Superior (FES), promete aliviar la carga financiera que por años han soportado los estudiantes y sus familias, ofreciendo un mecanismo más justo y progresivo.

    Este cambio radical ha generado diversas reacciones en el ámbito académico y económico, con opiniones que van desde la satisfacción por la eliminación del endeudamiento excesivo de los estudiantes, hasta las preocupaciones sobre los efectos que este nuevo sistema podría tener en las universidades y en el propio Estado.

    Los ejes del FES: Condonación, Reorganización y Fin al CAE

    Durante el anuncio realizado desde el Palacio de La Moneda, el presidente Boric destacó tres objetivos principales del proyecto. El primero es la condonación parcial de las deudas educativas, en base a criterios de justicia y mérito. Esto incluye apoyar a quienes han cumplido con sus pagos y ayudar a regularizar la situación de aquellos que están atrasados.

    El segundo eje es la reorganización de la deuda, con la intención de facilitar el pago de quienes aún mantienen saldos pendientes, en términos más razonables y ajustados a sus realidades financieras. Finalmente, el tercer y quizás más relevante objetivo es el fin del CAE y la creación del FES, un instrumento que eliminará la participación de la banca en el financiamiento educativo y que permitirá que los estudiantes no tengan que desembolsar ni endeudarse durante sus estudios.

    "Con el FES no habrá espacio para la especulación, el abuso ni para lucrar. Será un financiamiento justo que reconozca el esfuerzo de los estudiantes y sus familias, y aumentará la transparencia y la rendición de cuentas", afirmó Boric. 

    Visión de los especialistas: El FES y su Impacto

    Jorge Berrios, director Académico del Diplomado en Finanzas de FEN - Uchile Unegocios, reconoce los beneficios que traerá el nuevo sistema, pero advierte sobre posibles problemas en la implementación del FES. "El proyecto tiene dos patas claramente diferenciadas. Por un lado, cómo se condona el CAE y se reorganiza la deuda, y por otro, cómo se financiarán las universidades en este nuevo modelo", afirma.
     

    Berríos argumenta que el mecanismo de retribución progresiva basado en los ingresos, aunque aparentemente más equitativo, introduce complejidades significativas. "No todas las personas pagarán lo mismo, incluso si cursaron la misma carrera. Aquellos con mayores ingresos podrían terminar pagando varias veces el costo real de su educación", sostiene, cuestionando así la justicia de esta medida. Además, advierte que la restricción para que las universidades no cobren aranceles adicionales, salvo a los estudiantes del décimo decil de ingresos, podría comprometer la calidad educativa, lo que pone en riesgo una grave crisis en la educación superior. Para el especialista, la verdadera preocupación del proyecto no radica únicamente en la condonación del CAE, sino en la necesidad de garantizar un financiamiento sostenible para la educación superior a largo plazo.

    En una línea similar, Pablo Barberis, docente de FEN Uchile, comenta que "el fin del CAE es una victoria para muchos, pero el Estado ahora asume una carga financiera considerable al ser el único financiador de la educación superior". Barberis se pregunta si el límite del 8% del sueldo y la exención para quienes ganan menos de $500.000 mensuales garantizará ingresos suficientes para sostener el sistema en el largo plazo. "El FES es un paso necesario, pero su sostenibilidad dependerá de cómo se gestione su implementación y de que el Estado mantenga un compromiso constante con el financiamiento de la educación superior", enfatiza.

    ¿Un sistema sostenible?

    Uno de los puntos más debatidos en torno al FES es su sostenibilidad financiera a largo plazo. Mientras que Berrios considera que las universidades, especialmente aquellas que hoy dependen del copago, podrían enfrentar dificultades para mantener sus estándares de calidad, Barberis destaca que la retribución basada en los ingresos es una fórmula progresiva que podría resultar más equitativa, siempre y cuando se gestione adecuadamente.

    Ambos expertos coinciden en que la clave del éxito de este nuevo sistema radica en encontrar un equilibrio entre el alivio financiero para los estudiantes y la capacidad del Estado para financiar las universidades sin comprometer la calidad de la educación. "Si bien el FES promete liberar a los jóvenes del endeudamiento, no podemos perder de vista que el desafío más grande será para las universidades, que deberán ajustar sus presupuestos a una nueva realidad sin comprometer su excelencia académica", concluye Barberis.

    El debate en torno al FES recién comienza, y será el Congreso Nacional el que finalmente determine el futuro de este ambicioso proyecto de ley. Mientras tanto, millones de estudiantes y sus familias aguardan con esperanza el fin del CAE y el comienzo de una nueva era en la educación superior chilena.





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