Francisca Sandoval

Crisis Social, Insustentabilidad humana : una oportunidad para cambiar el objetivo de la educación

El siglo XXI ha estado colmado de diversos acontecimientos políticos y sociales, además de catástrofes naturales a nivel mundial caracterizadas por su complejidad y de gran impacto: incendios devastadores en Chile, EEUU y Australia, inundaciones en la India, Francia e Italia, derretimiento de hielos milenario en Groenlandia, entre otros tantos que nos hacen día a día seres humanos más y más vulnerables.

enero, febrero, marzo 2020

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  • El siglo XXI ha estado colmado de diversos acontecimientos políticos y sociales, además de catástrofes naturales a nivel mundial caracterizadas por su complejidad y de gran impacto: incendios devastadores en Chile, EEUU y Australia, inundaciones en la India, Francia e Italia, derretimiento de hielos milenario en Groenlandia, entre otros tantos que nos hacen día a día seres humanos más y más vulnerables.

    Desde el 18 de octubre del año recién pasado, estamos en las planas de los diarios y noticieros más importantes del mundo, que han destacado cada paso del estallido social que hoy vivimos como país. Una crisis que no solo se ha dado en Chile, sino también en otros continentes, como respuesta a un modelo de desarrollo extremadamente injusto, desigual, sexista e insostenible.

    Durante estos más de 100 días, hemos podido observar que existe un gran acuerdo; esta crisis social es innegable para los ojos de cualquier ciudadano o ciudadana, pero ello también nos lleva a plantearnos qué tan vinculados entre sí están estos acontecimientos o movimientos sociales, ambientales y políticos, que buscan cambios fundamentales en la sociedad. Cuál es la causa y cuál es el efecto o resultado; y quizá podemos ir un poco más allá en el análisis y cuestionarnos cuál ha sido nuestro rol como ciudadanos y profesionales tomadores de decisión.

    Las Naciones Unidas y sus 193 países miembros, a través de la Declaración del Milenio y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), firmada a principios de este siglo, acordaron avanzar de manera urgente, al año 2015, en ocho propósitos para el desarrollo humano, que buscan luchar contra la pobreza, el hambre, enfermedades, analfabetismo, degradación medioambiental y la discriminación de la mujer. Los resultados no fueron los esperados, y para el 2015, la ONU aprueba la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la que alberga una nueva hoja de ruta y la construcción de un nuevo paradigma de desarrollo a través de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), reemplazando los ODM. Esta agenda tiene una mirada sistémica y universal, indivisible, integrando los tres pilares del desarrollo sostenible: económico, social y medioambiental, entregando una mirada holística e integradora hacia un otro desarrollo.

    La implementación de esta agenda no ha sido todo lo expedita que se esperaba, y la razones son diversas, tanto como diversas son las realidades de las naciones firmantes. Los cambios estructurales, culturales y paradigmáticos de las sociedades se han perdido en la forma y pierden la urgencia del fondo de la implementación que ésta tiene.

    En muchos rincones de Chile y el mundo, aun se discute el significado de sustentabilidad, o la diferencia entre sustentabilidad o sostenibilidad. Pero es importante señalar que ya no tenemos tiempo, tenemos solo la urgencia de comprender que la humanidad está inserta en un medioambiente, con otros seres vivos con los que debe cohabitar; somos un sistema y parte de un todo, y hemos fracasado en esta tarea.

    La “construcción colectiva mediante la cual la humanidad aspira a la posibilidad que el ser humano y otras formas de vida prosperen en el planeta para siempre” es la definición de Sustentabilidad que entrega la Red de Instituciones de Educación Superior de Chile, de la cual son parte las más prestigiosas casas de estudio de nuestro país; ella puede ayudar a comprender que la crisis social que hoy vivimos es también medioambiental, somos parte de un sistema virtuosamente contaminante y relegador de responsabilidades, donde el objetivo de las empresas es obtener utilidades a cualquier costo, sin incluir necesariamente en la ecuación el desarrollo de proveedores, bienestar de sus trabajadores, impacto medioambiental, entre otros; el consumidor que llena el carro del supermercado con envases plásticos para luego llevarlos a casa en su bolsa de género comprada en alguna gran tienda a $500 pesos, traída de algún lejano país de oriente, trasladándose más de 16.500 km después de ser fabricada en una aldea en que la mayoría de sus pobladores son mujeres y niños. 

    8.500 niños mueren cada día de desnutrición. 1.3 millones de toneladas de alimentos se va a la basura, algo así como 3.250 aviones boeing con carga completa. De esto, el 42% viene de los hogares y el 39 % del proceso de fabricación. ¿Es una crisis social o medioambiental? Esto es parte de la in-sustentabilidad de cada uno de nosotros y nosotras. De la incapacidad que hemos tenido como seres humamos de cohabitar, respetar, empatizar, valorar el medioambiente donde nos encontramos y a los otros seres vivos, desde la flora y fauna hasta los trabajadores y trabajadoras con sueldos indignos e inseguridad laboral, así como a mujeres vulneradas en sus derechos o víctimas de las desigualdades de género.

    Las respuestas no son sencillas, pero sí sistémicas ante los variados desafíos para co-construir un nuevo paradigma. Estas van desde los espacios participativos multisectoriales e interdisciplinarios, pasando por la formación de nuevos sujetos sociales éticos para poder responder a las oportunidades que existen en esta crisis socioambiental de debe enfrentar la humanidad, hasta el fortalecimiento de una democracia participativa y las economías locales.

    Hasta asumir que debemos modificar la forma de educar, teniendo como principal objetivo el desarrollo de competencias para el desarrollo sustentable, con una comunidad capacitada para asumir el desafío desde todo el quehacer de la educación, para una nueva cultura de aprendizaje. Ésta es la mayor de las oportunidades que tenemos para este 2020, desde la complejidad y la incertidumbre, para ser un real aporte a esta sociedad.





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    Sobre el (los) autor (es)



    Francisca Sandoval

    Coordinadora Campus Sustentable FEN, Universidad de Chile