Félix Lizama
ChatGPT: la adopción disruptiva de la inteligencia artificial
Probablemente al momento de publicación de este artículo y de su lectura, la mayoría de los lectores de Mirada FEN hayan utilizado o al menos escuchado acerca de ChatGPT. Fue hace solo unos meses, durante la primera semana de diciembre de 2022, que lo que había sido sólo utilizado por algunos pocos a través de un “prompt” llamado GPT-3, se lanzaba en su formato chat. En solo cinco días, la nueva aplicación ChatGPT alcanzaba el millón de usuarios, destronando a Instagram, que había alcanzado el millón de usuarios en tan sólo 2.5 meses. De esta forma, ChatGPT se tornó el centro de conversación y debate no solo en la industria de la tecnología de la información, sino que también en el mundo de los negocios y la economía.
El uso de ChatGPT no paró de crecer luego de los primeros 5 días, sino que ya supera los 100 millones de usuarios y su sitio web tiene un tráfico de más 1 billón de usuarios al mes (información a marzo 2023). Esta adopción acelerada puede ser explicada a través de los modelos tradicionales de adopción tecnológica, los cuales muestran dos factores principales, la facilidad del uso y la utilidad percibidas del uso de la tecnología (Davis, 1989). Es así como OpenAI, la compañía creadora de GPT-3, reemplaza en noviembre 2022 la interfaz de comandos por una muy familiar para usuarios actuales de la computación personal y de los usuarios móviles: el chat. Esta sola decisión, aumentada por una fuerte cobertura mediática en redes sociales y medios de internet, podría explicar gran parte de la acelerada adopción de ChatGPT. Adicionalmente, el otro factor, que es la utilidad percibida, es también rápidamente promovida en las redes con ejemplos sencillos de entender por una gran comunidad que se ve sorprendida por las funcionalidades del robot.
El algoritmo es capaz de responder a nuestro lenguaje propio de forma natural. En respuesta, el algoritmo en poco tiempo es capaz de escribir ensayos, responder un correo electrónico, crear código de programación, buscar alguna norma jurídica y recomendar cursos de acción, entre algunas de las capacidades del algoritmo GPT. Lo más relevante ha sido lo sencillo de hacer una primera prueba y tener un resultado que puede resultar más satisfactorio que tediosas búsquedas en Google o incluso consultas a expertos humanos. Claramente estamos en presencia de una nueva tecnología que rápidamente va a desafiar a los incumbentes de los últimos años.
La respuesta a ChatGPT no se hizo esperar. A los pocos días Google respondió con Bard. Microsoft reactivó su navegador Edge agregando Bing Chat. En un inicio sólo fueron demostraciones por video o se le entregó acceso a un grupo pequeño de usuarios. Estas demostraciones han estado por debajo de lo esperado y se ha notado el apremio de los incumbentes por dar respuesta a ChatGPT. Por ejemplo, el valor de Google cayó 100.000 millones de dólares debido a las fallas que se mostraron en el video de Bard.
El modelo original GPT es concebido como open-source y puede ser utilizado por otras aplicaciones a través de una API que permite conectarse al algoritmo y hacerle preguntas desde otras aplicaciones. Al poco tiempo de lanzado ChatGPT comenzó a ofrecer planes pagados que entregan acceso a versiones más nuevas y a capacidades de integración. Es así como una de las principales virtudes de este algoritmo de inteligencia artificial es su adaptabilidad o mutabilidad. La teoría de la apropiación de la tecnología (Carroll et al., 2003) establece que los usuarios adaptan y transforman las tecnologías para satisfacer sus necesidades y objetivos. Existen patrones de uso no predefinidos por su diseñador inicial que se convierten en predominantes y hacen la tecnología ir mucho más allá de para lo que fue inicialmente creada. Esta característica es fuerte en ChatGPT.
Algunos de los usos que los usuarios de ChatGPT han ido construyendo son claramente sorprendentes. Músicos haciendo canciones en conjunto con el algoritmo, arquitectos que combinan ChatGPT con MidJourney (inteligencia artificial de imágenes) para crear los planos de un edificio completo, e investigadores que incluso alcanzaron a publicar artículos con ChatGPT como coautor (práctica no permitida en la actualidad). Así, durante los primeros meses de este año hemos visto cómo a pasos agigantados el listado de tareas automatizadas crece aceleradamente en la medida que la apropiación va creciendo en la comunidad.
PROBLEMAS DE INFANCIA
Así como hemos visto el potencial de la nueva tecnología también hemos visto los problemas de una tecnología que aún puede ser considerada en su infancia. Por ejemplo, presentar la información como lo haría un humano podría hacer que fuese más convincente de lo que en realidad debería. ChatGPT utiliza una retórica similar a la humana para pretender ser más confiable de lo que en verdad es. Diferenciar entre si la respuesta es realmente correcta o si el usuario es llevado a pensar que la respuesta es correcta es uno de los grandes problemas de la tecnología. Sabemos que el algoritmo comete errores, sin embargo, utiliza un lenguaje grandilocuente que podría hacer pensar que no lo es.
En el mundo de la educación también sabemos que su uso debe hacerse con precaución. Sabemos que ChatGPT no sólo comete errores, sino que también hace trampa. Es así como los argumentos son entregados como si se construyeran sobre rigor y consensos académicos entregando referencias erróneas o simplemente falsas. También sabemos que su creatividad muchas veces termina muy similar a historias o investigaciones ya existentes, es decir plagio.
Una de las principales virtudes de este algoritmo de inteligencia artificial es su adaptabilidad o mutabilidad. La teoría de la apropiación de la tecnología (Carroll et al., 2003) establece que los usuarios adaptan y transforman las tecnologías para satisfacer sus necesidades y objetivos.
Otro tema que se ha discutido en cada conversación sobre la inteligencia artificial y al ver ya un algoritmo siendo útil, es sobre el reemplazo del trabajo. En este sentido, es normal que exista el síndrome de “ansiedad de la automatización”. Sin embargo, esta visión no implicaría necesariamente un aumento de productividad, debido a que lo más probable es que estos trabajos eran ya trabajos de baja productividad. El antropólogo Graeber (2018) en su libro “Bullshit jobs” sostiene que la mayoría de los trabajos de oficina no tienen sentido e incluso las personas que los realizan sienten que contribuyen muy poco a la sociedad. De todas formas, esto no implicaría que los gerentes quieran reemplazar a sus ejecutivos por inteligencia artificial. Muchos gerentes querrán legitimar a sus organizaciones a través de mantener empleados humanos pues también les dan prestigio y autoridad.
Dicho todo lo anterior, es posible que este artículo envejezca de mala manera. Es difícil predecir el futuro porque los cambios posibles podrían ser muy sustanciales. Al momento de terminar este artículo, fue publicada una carta abierta firmada por un grupo de investigadores de la ciencia de la computación y “tecnólogos” como Steve Wozniak (Apple) y Elon Musk (Tesla) para detener el desarrollo de la inteligencia artificial por al menos 6 meses. El argumento central: estas tecnologías son “cajas negras que son difíciles de controlar y entender por los humanos”. Al mismo tiempo, Italia abrió la puerta para bloquear el uso de ChatGPT basándose en dos razones, el uso de datos privados que no es permitida en la regulación italiana y la falta de un sistema para verificar la edad de los usuarios. Sin embargo, como bien sabemos estos intentos sólo probarán que la velocidad de adopción tecnológica siempre va más rápido que las políticas públicas y las regulaciones de los países. La inteligencia artificial ya llegó y nadie la detendrá.