En este sentido, un modelo “híbrido”, el cual desarrolla una docencia presencial que permite la interacción y participación natural entre estudiantes en sala y aquellos/as conectados/as de manera virtual sincrónicamente, entrega la flexibilidad a los y a las estudiantes de mantener preferencias de tipo de docencia sin tener que estar estrictamente en régimen presencial: estés donde estés, puedes experimentar una experiencia de aprendizaje adaptativa y contextual (Ubiquitous learning).

Claramente, estas transformaciones deben ser parte de un equilibrio entre equipamiento e infraestructura tecnológica, y procesos de cambios culturales, los que se relacionan con la formar de enseñar, aprender y evaluar, así como también, en la gestión de la formación desde el teletrabajo y la atención permanente a profesores, estudiantes y personal de colaboración. En otras palabras, se basa en la integración progresiva en la gestión y toma de decisiones, del “Learning Analytics” en sus diversas variantes y posibilidades.

La generación de nuevos espacios para el aprendizaje no solo ha constituido un desafío de inversión en infraestructura tecnológica, sino que, sobre todo, de criterios pedagógicos fundamentales. Estos criterios orientadores han sido tres, basados en la relevancia educativa de la interacción entre: i) estudiantes/profesores/estudiantes de manera sincrónica y lo más natural posible; ii) el uso de los diversos recursos docentes o materiales didácticos para el aprendizaje (videos, artículos, ppt, etc) en tiempo real y asequibles para todos y todas; y (iii) el generar espacios de encuentro y vínculo en modalidades asincrónicas para el grupo curso. En este contexto, es que se han piloteado más de cinco alternativas y configuraciones que puedan dar respuestas a estos criterios, y que se ajusten de mejor manera a las características de los cursos, los estudiantes y los docentes.

Asimismo, la experiencia de aprendizaje remota ha implicado fortalecer en la cultura institucional, la importancia de la honestidad e integridad académica, tanto entre los mismos estudiantes y en acciones preventivas, y no solo correctivas. En este ámbito, el proceso de capacitación de docentes, ayudantes y estudiantes ha girado en tres ejes fundamentales: docencia, evaluación y aprendizaje online. A la fecha han participado más de 2000 integrantes de la comunidad FEN en diversas acciones e iniciativas, además del acceso y apoyo permanente a través de las mesas de ayuda especialmente habilitadas para dicho final, tanto para el tema pedagógico como tecnológico. Ha sido fundamental también, contar e identificar experiencias exitosas entre nuestros docentes, especialmente los referidos a la evaluación, con el propósito de identificar las claves para una mayor y mejor experiencia de aprendizaje.

servicios educativos, comparables solo con las universidades de clase mundial. Aprendimos –y estamos en un constante proceso para focalizar esta experiencia desde la “Estrategia Digital de la FEN”-, que se debe conducir el proceso bajo tres premisas relevantes tales como la experiencia de aprendizaje de calidad de los estudiantes, la infraestructura tecnológica de clase mundial, y el apoyo permanente pedagógico y tecnológico para profesores, estudiantes y gestores en el proceso de transformación digital acelerado que estamos experimentando.

Existen diversos desafíos en los que debemos mantener el énfasis, éstos son el de fortalecer las competencias pedagógicas en docentes y ayudantes para ambientes híbridos de aprendizaje, considerando la heterogeneidad de los estudiantes y los objetivos de aprendizaje de cada curso.

Debemos seguir promoviendo e implementando nuevas experiencias de aprendizaje b-learning y asincrónicas de formación, como parte del curriculum formativo, potenciando la calidad y la excelencia actual. Asimismo, seguiremos explorando y piloteando nuevas e innovadoras experiencias para evaluar y enseñar con tecnología de punta, considerando las diversas generaciones de estudiantes y en el nuevo escenario global, especialmente en áreas las formativas relacionadas con la enseñanza de la economía y los negocios.

El fomento entre los estudiantes de nuevos hábitos de autorregulación para el aprendizaje en contextos virtuales, también es fundamental y un gran desafío, así como la sistematización de los aprendizajes para generar conocimiento educativo relevante a partir de las experiencias generadas al interior de la facultad, como una manera de promover la evaluación, mejora y aprendizaje corporativo.

Y por último, pero no por eso menos relevante, la motivación y el involucramiento de los académicos a sumarse y a adaptarse a estas nuevas tecnologías. No es fácil, más aún cuando han estado acostumbrados a la realización creativa de sus clases en forma presencial. La adaptación de los profesores en este contexto también ha debido ser acelerada y ha demandado refuerzo y acompañamiento para alcanzar un estándar de clases con las que se sientan cómodos y satisfechos.

Con todo, la FEN y quienes formamos parte del sistema educativo, estamos muy entusiastas con este nuevo desafío. Creemos que con la disciplina que estamos demostrando, la receptividad tanto de los y las estudiantes y académicos/as, ingresaremos en los nuevos escenarios de aprendizaje del siglo XXI, incorporando la era de transformación digital, como parte de nuestra gestión estratégica de corto, mediano y largo plazo.

[1]  1.- Otras orientaciones son: (i) B-Learning, la cual desarrolla una experiencia de aprendizaje que combina articuladamente actividades de aprendizaje sincrónicos y asincrónicos; (ii) e-Learning, la cual desarrolla una experiencia de aprendizaje asincrónica y autónoma de los/as estudiantes guiada y animada por los/as docentes.

[2] En FEN se ha innovado y experimentado en diversas modalidades de enseñanza virtual tales como, por ejemplo: Coursera, MoocsMaker –en conjunto con la Unión Europea-; en cursos de extensión y diplomados; en pregrado con Flipped Classroom (Clase invertida) y cursos de formación general y electivos b & e learning; y en postgrado, en modalidad on-live, entre otras acciones. Lo anterior ha posibilitado un tránsito fluido, pero no exento de desafíos, a través de la crisis sanitaria. Es decir, la pandemia aceleró una transformación ya iniciada durante los últimos años, y a su vez, sistematiza y nos interpela hacia un nuevo escenario para la formación universitaria.